Warning: array_merge(): Argument #2 is not an array in /home/bioeroc/public_html/wp-content/plugins/wp-pagenavi/scb/Options.php on line 62

La oxitocina modifica la respuesta al miedo

Una investigación efectuada en la Universidad de Lausanne, en Suiza, publicada en la revista Science, indica que la hormona oxitocina, hormona producida en el hipotálamo, actúa sobre la amígdala cerebral inhibiendo ciertas respuestas al miedo como la paralización del individuo ante una situación temerosa.

La amígdala cerebral es la estructura donde se origina la sensación de miedo. SI bien hasta ahora se conocía que la oxitocina, tiene un efecto inhibidor del miedo en la amígdala, la investigación llevada a cabo indicó que esta hormona sólo bloquea algunas de las respuestas generadas por el sentimiento de temor.
El estudio fue realizado en ratas en los que analizaron su respuesta fisiológica y conductual al miedo.

La hormona oxitocina es conocida también como la hormona del amor, ya que además de reducir la sensación de miedo, la oxitocina tiene efectos sobre el comportamiento ya que incrementa la confianza y las relaciones sociales así como el rol que desempeña en la conducta maternal y algunos procesos fisiológicos como el parto y la lactancia.
A su vez, la oxitocina también resulta importante para el desarrollo de tratamientos terapéuticos contra el autismo, la esquizofrenia, la ansiedad y los trastornos causados por el miedo.

Mientras las benzodiacepinas, fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central eliminando la sensación de miedo, la oxitocina por su parte la mantiene intacta, pero permite al organismo actuar de un modo más judicial aunque la sensación de peligro permanezca.
Estos estudios ponen en evidencia que los receptores de oxitocina varían de una persona a otra, y esto podría explicar las diferentes respuestas que los individuos muestran al sentimiento de miedo en cada circunstancia.

Fuente: “Oxytocin Selectively Gates Fear Responses Through Distinct Outputs from the Central Amygdala”. Science, Vol. 333, 1 de Julio de 2011. DOI: 10.1126/science.1201043

Envía tu Respuesta